Y por fin llegó el dia,nos volviamos a encontrar,en la naturaleza,con la tranquilidad y el ritmo pausado del lugar.Y queríamos que eso estuviera presente en cad momento de nuestro retiro.
Los momentos de atención y silencio en nuestra práctica se alternaron,con la risas,las charlas y la alegría,como en un Ying-Yang vital y continuo.
Tuvimos momentos de relajación y profundidaden la conciencia coporal,con la práctica de Ying-yoga y Nidra el viernes por la tarde,ajustando nuestro ritmo vital alos dias que teniamos por delante.
El sábado temprano nuestra compañera Loli Dorado,nos desperto al dia con una práctica de Kundalini yoga,activa y regeneradora,que avivó nuestro fuego imterno.
Con ésta energía a flor de piel,nos fuimos de senderismo, a brillar con el sol y la naturaleza.Allí creamos un Mandála,el círculo sagrado que representa la composición repetitiva del universo y la naturaleza,que nos conecta con nuestro ser y lo que nos rodea.Y así lo hicimos,utilizando los elementos que la propia naturaleza nos brindó,y danzamos como yoguinis y yoguis alrededor de él.
Volvimos hambrientos,pero ¡oh!,la comida no fue como nos la esperabamos,(el famoso pimiento rojo).Éste año el menú ha estado regula,fue un clamor popular.
Ya por la tarde Claudia Wiens y sus gongs,a través de los sonidos y la vibración,nos traslado a zonas, de nuestra conciencia, ocultas y de no fácil acceso.
El domingo terminamos buscando nuestro centro,aferrándonos a él como un salvavidas,que nos ayudara en el tránsito a la vorágine de la rutina normal,con las asanas,el pranayama y la meditación.
En el momento de las despedidas,nuestros rostros,ya reflejaban que algo habia cambiado.Esta familia yóguica que hemos creado,se hace más luminosa con cada encuentro.
Gracias a todo@s por hacerlo posible.Hasta la próxima.
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